domingo, 22 de octubre de 2017


La misión de un superhéroe.


Un superhéroe es aquel que ha descubierto su misión en el mundo y a pesar de las dificultades tiene el valor de cumplirla.


REFLEXIONA:

  1. ¿Cual es la misión que el tío de Rafita descubrió?
  2. ¿Cual es la misión de los padres de Rafita?
  3. ¿Cual sería la misión de Rafita en esos momentos?
  4. ¿Cual será tu misión en estos momentos?
  5. ¿Puedes ser tu misionero?
Descubrir tu misión

Servir a los demás


TODOS SOMOS IGUALES


Jesús quiso celebrar la pascua judía con sus amigos en Jerusalén. Durante aquellos días lo acusaron injustamente y fue condenado a morir en la cruz. Antes de su muerte, Jesús hizo algo muy importante, tan importante que marca la vida de los cristianos.


La Biblia nos cuenta:
Jesús se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en una palangana y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido. Llega a Simón Pedro, éste le dice:



«Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?» 
Jesús le respondió:
 «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde.»
 Le dice Pedro: 
«No me lavarás los pies jamás.» 
Jesús le respondió: 
«Si no te lavo, no tienes parte conmigo.» 
Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza.»
Jesús le dice: 
«El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.» 
Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos.» 
Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros. En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía.»
Juan 13, 4 - 15

Amar es servir y servir es reinar. 



sábado, 24 de junio de 2017

El espantapájaros


El espantapájaros

Erase un labrador tan avaro que se pasaba los días vigilando para que nadie tocara su huerto. Un día se dijo: "Construiré un espantapájaros para que nadie se acerque a mi huerto."
Hizo con caña los brazos y las piernas y dio forma al cuerpo con paja. Una calabaza le sirvió de cabeza, una zanahoria de nariz y dos granos de maíz le sirvieron de ojos. Para la boca, una hilera de granos de trigo.Luego lo hincó en la tierra. Y como vio que le faltaba un corazón, le colocó entre la paja un corazón de pera. El labrador, satisfecho, se fue a su casa.
Pronto llegó volando un gorrión. El espantapájaros quiso alejarlo, pero el pájaro le suplicó:

- Déjame coger trigo para mis hijos.
Y tanta pena le dio al espantapájaros que le dijo:
- Puedes coger mis dientes, que son granos de trigo.
Al día siguiente, un conejo entró en el huerto:
-Tengo hambre. Quiero una zanahoria.
Al espantapájaros le dio pena ver al conejo hambriento y le ofreció su nariz. Aunque no tenía boca ni nariz para oler el perfume de las flores estaba contento.
Más tarde se acercó un vagabundo:
- El labrador me ha echado de su casa y tengo frío. ¿Puedes ayudarme?
- Coge mi vestido; es lo único que puedo ofrecerte.
- ¡Gracias, espantapájaros! -respondió el vagabundo.
De pronto notó que alguien lloraba. Era un niño que buscaba comida para su madre.
- Toma -dijo el espantapájaros- Te doy mi cabeza de calabaza.
Cuando el labrador llegó al huerto y vio los restos del espantapájaros, se enfadó y le prendió fuego. Sus amigos amenazaron al labrador; pero entonces cayó al suelo algo que pertenecía al monigote: su corazón de pera. El labrador, riéndose, se lo comió diciendo:
- ¿Así que os lo ha dado todo? ¡Pues esto me lo como yo!
Pero al morderlo notó un extraño cosquilleo en su interior y dijo:
- Venid a mi huerto; aquí hay sitio y comida para todos.
Y es que el espantapájaros le había transmitido su bondad.
DOMINGUEZ HERNANDEZ Y CASA AUGE (Adaptación)

Deuteronomio 24:19Cuando siegues tu mies en tu campo y olvides alguna gavilla en el campo, no regresarás a recogerla; será para el forastero, para el huérfano y para la viuda, para que el SEÑOR tu Dios te bendiga en toda obra de tus manos.

martes, 28 de marzo de 2017

La camisa del hombre feliz


Estaba muy enfermo el Zar. Los médicos de la corte después de haberle reconocido, se reunieron y diagnosticaron que el Zar tenía una enfermedad incurable: el Zar se moría y no había ninguna medicina capaz de curarle.
No contento el Zar con su diagnóstico mandó a sus emisarios que fueran por su reino a buscar a otros médicos o curanderos que pudiesen curar su enfermedad.
Los emisarios de la Corte se extendieron por todo el reino buscando quien era capaz de curar al Zar. Uno a uno, magos y curanderos se presentaron ante el Zar y nadie podía curarlo. Hasta que llegó un mago que dijo que era capaz de curarlo.
- El Zar se puede curar  -dijo- si se pone la camisa de un hombre que sea feliz.
- Eso es fácil  -dijeron los servidores del Zar.
Por lo que todos los emisarios empezaron a buscar entre los cortesanos a un hombre que fuera feliz.

* * * *
- ¿Eres feliz?
- No, no soy feliz.
- Pero ¿cómo no puedes ser tu feliz si tienes un palacio y sirvientes fieles que te sirven?
- Ya pero no tengo hijos que hereden todo cuanto es mío y quisiera tenerlos.

* * * *
- ¿Eres feliz?
- No, no soy feliz.
- Pero ¿cómo no puedes ser tu feliz si tienes una mujer y unos hijos, un palacio y unos sirvientes fieles que te atienden?
- Ya pero me gustaría poder montar en mi caballo como cuando era joven, pero las piernas y mis huesos me fallan y no puedo...

* * * *

- ¿Eres feliz?
- No, no soy feliz.
- Pero ¿cómo no puedes ser tu feliz si eres joven y tienes riquezas?
- Ya pero la mujer a la que quiero está enamorada de otro hombre.

* * * *

- ¿Eres feliz?
- No, no soy feliz.
- Pero ¿Cómo no puedes ser tu feliz si tienes una bella mujer que te quiere, eres joven, eres rico, estás sano...?
- Ya pero me gustaría vivir lejos de la corte. No me gusta este tipo de vida y mi mujer no está de acuerdo conmigo.

* * * *

Así  preguntando a todos los cortesanos, pero ninguno era feliz.
Salieron los pregoneros a la ciudad:
- De parte de su Majestad el Zar se busca a un hombre que sea feliz.
- El hombre que sea feliz, que se presente en el Palacio del Zar.
Recorrieron todos los rincones pero no se presentó ninguno.
Fueron por los pueblos y las aldeas, todos con el mismo propósito: buscar al hombre feliz. Pero ninguno se presentó.

* * * *

Uno de los emisarios cansado de recorrer las aldeas, empezó a buscar por los campos.
Recorrió las vegas de los ríos, recorrió las praderas, subió a los montes y bajó por sus laderas. Fatigado, cansado y apesadumbrado de no haber logrado su propósito  y ver que su esfuerzo había sido inútil, bajó de su caballo y se recostó sobre la fresca hierba  de una cuneta a la orilla del camino para descansar.
Los ojos del fiel servidor se fueron cerrando poco a poco, hasta que se fue quedando dormido.
Cuando despertó, oyó una voz:
- Soy feliz, soy feliz.
El hombre pensó que era un sueño, no podía creer lo que había oído. Se levantó deprisa, de un solo salto. Miró a su alrededor y no vio a nadie; únicamente había una cabaña a lo lejos, en la ladera de un monte. Se acercó hacia ella, empujó la puerta y en el fondo vio a un hombre vestido con un pellico de pastor:
- Pase buen hombre. Pase y siéntese un rato. Coma un poco de queso de mis cabras y beba un poco de vino, que veo que está cansado y necesita reponerse.
El emisario no podía creer lo que estaba viendo. La voz no podía ser de aquel hombre.
- ¿Qué le trae por aquí?  -preguntó el pastor.
- Pues estoy buscando a un hombre que sea feliz.
- Aquí tiene al hombre que está buscando, yo soy feliz.
- Pero ¿cómo puede ser feliz aquí?.
- Mire usted, gracias a Dios como bien, me sienta bien la comida que como. Tengo mi cabaña, mis cabras que me dan leche y hago queso, cojo miel, avellanas, nueces y frutas del bosque y tengo lo suficiente para vivir con los 4 o 5 cabritillos que me proporcionan las cabras a lo largo del año . Tampoco paso frío. Tengo todo cuanto necesito ¿Qué más puedo pedir?.
El emisario, convencido de que le decía la verdad se abalanzó sobre él para quitarle su camisa.
Pero ¡oh! ¡maldición !. El hombre feliz era tan pobre que ni siquiera tenía camisa.

(Cuento adaptado por Delia Gato)

miércoles, 8 de marzo de 2017

Historia de Moisés



















Presentación

Historia de Moisés 1
Historia de Moisés 2

Historia de Moisés 3

Historia de Moisés 4

Historia de Moisés 5


Los derechos de los niños: Los niños de la calle.

Los derechos de los niños: Los niños soldado

Derechos de los niños: Trabajo infantil, explotación

Mi vaquerillo 

(José María Gabriel y Galán)

He dormido esta noche en el monte
con el niño que cuida mis vacas.
En el valle tendió para ambos
el rapaz su raquítica manta
¡y se quiso quitar-¡pobrecito!-
su blusilla y hacerme almohada!
Una noche solemne de junio,
una noche de junio muy clara...
Los valles dormían,
los búhos cantaban,
sonaba un cencerro,
rumiaban las vacas...
Y una luna de luz amorosa,
presidiendo la atmósfera diáfana,
inundaba los cielos tranquilos
de dulzuras sedantes y cálidas.


¡Qué noches, qué noches!
¡Qué horas, qué auras!
¡Para hacerse de acero los cuerpos!
¡Para hacerse de oro las almas!
Pero el niño ¡qué solo vivía!
¡Me daba una lástima
recordar que en los campos desiertos
tan solo pasaba
las noches de junio
rutilantes, medrosas, calladas,
y las húmedas noches de octubre,
cuando el aire menea las ramas,
y las noches del turbio febrero,
tan negras, tan bravas,
con lobos y cárabos,
con vientos y aguas!...
¡Recordar que dormido pudieran
pisarlo las vacas,
morderle en los labios
horrendas tarántulas,
matarlo los lobos,
comerlo las águilas!...

¡Vaquerito mío!
¡Cuán amargo era el pan que te daba!
Yo tenía un hijito pequeño
-hijo de mi alma,
que jamás te dejé si tu madre
sobre ti no tendía sus alas!-
y si un hombre duro
le vendiera las cosas tan caras!...
Pero ¿qué van a hablar mis amores,
si el niñito que cuida mis vacas
también tiene padres
con tiernas entrañas?
He pasado con él esta noche,
y en las horas de más honda calma
me habló la conciencia
muy duras palabras...
Y le dije que sí, que era horrible...,
Que llorándolo el alma ya estaba.


El niño dormía
cara al cielo con plácida calma;
la luz de la luna
puro beso de madre le daba,
y el beso del padre
se lo puso mi boca en su cara.
Y le dije con voz de cariño
cuando vi clarear la mañana:
-¡Despierta, mi mozo,
que ya viene el alba
y hay que hacer una lumbre muy grande
y un almuerzo muy rico... ¡Levanta!
Tú te quedas luego
guardando las vacas,
y a la noche te vas y las dejas...
¡San Antonio bendito las guarda!...
Y a tu madre a la noche le dices
que vaya a mi casa,
porque ya eres grande
y te quiero aumentar la soldada...


sábado, 4 de febrero de 2017

Decálogo del diálogo

Decálogo del diálogo


  1. Todos tenemos un trocito de verdad. Unirnos para formar una verdad más grande es dialogar.


  1. Antes de convencer al otro de lo que dices, convencelé de que confías en él.


  1. Habla después de haber pensado lo que vas a decir.


  1. Evita la violencia: Que tu modo de hablar no sea de imposición o de enfado.


  1. Sé generoso escuchando lo que te quieren decir. Seguramente que tienen algo de razón.


  1. Ten simpatía y paciencia.


  1. Confía en que tu también tienes algo de razón. No toda, pero tampoco ninguna.


  1. Adaptaté a las circunstancias de sitios, personas...


  1. No hay vencedores ni vencidos.

10. No por vocear más se tiene más razón o se te va a escuchar mejor, al contrario se presta más atención al que habla más bajo.